Cincuenta sombras de Gregorio, Rosella Calabrò

Gregorio es el típico hombre ibérico de los pies a la cabeza, es el que tenemos enfrente cuando abandonamos la lectura de nuestro amado Grey. Es una manera de volver a la realidad descaradamente.

Gregorio no tiene un helicóptero, ni tiene una empresa multimillonaria, ni es el hombre más sensual y más provocativo del universo. Es todo lo contrario a esto: ronca, no tiene abdominales, las escenas sexuales con él no son tan escandalosamente satisfactorias y tiene un sueldo mileurista, si es que tiene suerte, pero eso sí, nos hace reír como el que más y eso ya es más que suficiente para mantenerlo a nuestro lado.

Cincuenta sombras de Gregorio es una novela cortita, plagada de buen humor y de guiños al lector que, seguramente, hagan que se nos escape alguna que otra sonrisita de complicidad. Cada capítulo habla de un aspecto o sombra relevante de Grey y lo compara con nuestro “Gregorio” particular. Se trata de capítulos que no alcanzan las dos páginas, así que el libro entero tiene, más o menos, unas 100 y esto hace que pueda leerse en una hora, si es que tenéis tiempo y leéis rápido.

La portada es de lo más graciosa, ya que, a primera vista, es igual que la de Cincuenta sombras de Grey, con su fondo oscuro y su corbata, pero si nos fijamos bien, la corbata, en esta ocasión, tiene una gran mancha de, lo que parece ser, café, delatando así a un hombre algo descuidado con su aspecto físico.

Sé que después de leer a Grey es difícil mirar hacia un lado y ver a “Gregorio” como un amante, pero recordad que vuestro hombre, aún con todos sus defectos, siempre está ahí y este es el mensaje, creo, que la autora, Rosella Calabrò, nos manda en este gran libro.

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